Estudiantes no pudo batir a Cruzeiro en el primer duelo de la final de la Copa Libertadores, y terminaron con el marcador en cero. La hora de la verdad será la semana que viene, en Belo Horizonte.

El conjunto que dirige Alejandro Sabella debió luchar ante el aguerrido equipo brasileño y chocó ante la solidez del arquero Fábio, figura estelar del partido. Sobre el final del desarrollo, los brasileños pudieron quedarse con la victoria, ya que terminaron más enteros que el local, pero fallaron en la definición, trasladando la definición a Belo Horizonte. Fue un viaje retrospectivo a las tan añoradas finales de los ’70. Un partido en el que sobraron las fricciones y los golpes estuvieron a la orden del día. En ese contexto, quien más recurrió al corte de juego mediante infracciones fue Cruzeiro. Así, la primera final de esta Copa Libertadores terminó con un 0-0 en el que fue el equipo brasileño el que terminó mejor parado de cara al desquite.
El «Pincha» intentó jugar pero los dirigidos por Adilson Batista salieron decididos a cortarles el circuito de juego en mitad de cancha. Esperando en su campo, presionaron en la zona de gestación y limitaron a Verón a tener que buscar mediante pelotazos a los aislados Gastón Fernández y Mauro Boselli. El albor del partido encontró al local con la iniciativa, pero sin lastimar al rival. Emergió la figura de Fábio, que ante los insistentes ataques de Estudiantes, mantuvo su arco en cero con magníficas atajadas.
En el complemento, el «Pincha» acusó recibo del sacrificio hecho hasta entonces, y eso le otorgó oxígeno al rival. A esa altura, los dos equipos le habían cerrado la persiana al primer «chico», y el empate fue inminente. Y la definición se postergó exclusivamente para el duelo en Belo Horizonte.
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