Todo listo para conquistar París por quinta vez: el español Rafael Nadal ganó el torneo de tenis de Madrid cobrándose una revancha con el suizo Roger Federer para confirmarse como el gran candidato al Abierto de Francia.
"Ganar aquí en casa es un sueño" , dijo Nadal, desde mañana nuevamente número dos del mundo, tras batir al líder del ranking por 6-4 y 7-6 (7-5) para ganar por segunda vez el torneo más importante de su país, el trigésimo noveno de su carrera y, de paso, cerrar la herida abierta desde hacía un año.
En una final irregular, sin el nivel que acostumbran ofrecer los choques entre los dos mejores tenistas del planeta , Federer no pudo repetir la actuación de 2009, cuando ganando Madrid en el encuentro decisivo ante Nadal tomó impulso hacia una histórica conquista de París tres semanas más tarde.
Además de lograr su 14º triunfo en 21 partidos ante Federer, Nadal protagonizó dos hitos. El primero: nunca antes desde la creación del ATP Tour en 1990 un jugador había ganado los tres grandes torneos en polvo de ladrillo previos a Roland Garros.
El segundo: con 18 Masters 1000 conquistados, Nadal quebró el récord de 17 que compartía con el norteamericano Andre Agassi. Suma además 28 títulos en polvo e iguala a dos históricos como Ivan Lendl e Illie Nastase. Si todo sigue así, en menos de cinco años podría superar los 45 de Guillermo Vilas, dueño del récord absoluto.
"Ni en mis mejores sueños me hubiera imaginado ganar los tres grandes sobre tierra", dijo el español de 23 años, invicto en la temporada sobre arcilla con 15 victorias consecutivas.
Nadal se demostró a sí mismo que hizo bien en renunciar a jugar en Barcelona, un torneo que había ganado en las últimas cinco ediciones, pero que recargaba su exigente calendario sobre arcilla.
La "Caja Mágica", un espectacular escenario con techo retráctil en las afueras de Madrid, esperaba expectante la final de hoy, que se jugó simultáneamente con la definición de la Liga española de fútbol conquistada una vez más por el Barcelona en detrimento del Real Madrid.
Hacía un año que Federer y Nadal no ofrecían al público mundial el gran clásico del tenis , un partido del que en su ya extensa historia apenas diez ciudades disfrutaron en todo el planeta.
Madrid es una de ellas, y aunque la primera hora del encuentro ofreció demasiados errores y una llamativa irregularidad, la final fue ganando en emoción y puntos atractivos a medida que se acercó la definición del segundo set.
Federer, que como es su costumbre ante Nadal alternó grandes golpes con errores impropios de su nivel, comenzó a apelar al drop, aprovechando que su rival estaba por momentos demasiado atrás de la línea de base.
El primer set había dejado un rastro de amargura en el suizo de 28 años, que dispuso de una ventaja de 3-2 y su saque que desperdició, y de cuatro break points con Nadal sacando 5-4 que se le terminaron escapando.
"¡Pelota!", le espetó Federer en inesperado español a una de las modelos recogepelotas que no acertaban a entregarle una en la fresca y soleada tarde de Madrid. Acababa de perder el juego de apertura del segundo set con un gran revés cruzado de Nadal, pero enseguida recuperó la desventaja con otro golpe similar para dejar, esta vez, inerme al español.
"¡Rafa, que pierde el Madrid!", le gritaron desde la grada a Nadal, que pareció no escuchar. Federer comenzó a lanzar drops cada dos minutos y, por primera vez, el español pareció perder el control del partido.
No duró mucho la sensación. Un passing cruzado de revés le dio el break point sobre el servicio de un Federer que atacó en forma absurda. No conforme, el suizo reincidió, y se encontró con un obús de revés paralelo pasando a su izquierda.
Nadal no aprovechó el 4-3 y saque, cedió su servicio y el partido desembocó en un tie break.
La irregularidad y la inconsistencia con los servicios continuaron en el tie break, con ocho "mini breaks" y un final insólito: Federer le erró a la pelota al intentar rematar con una derecha. La cancha central, de cuyo estado se habían quejado los jugadores en toda la semana, se había cobrado su última víctima en el último punto.
Nadal fue respetuoso en el saludo final a su gran rival, pero luego se permitió dejarse llevar por la euforia, de espaldas con su camiseta azul sobre la arcilla naranja y gritando feliz con los ojos cerrados y los puños apretados.
Fuente: DPA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Animate a comentar
Tus comentarios nos ayuda a seguir !!!