domingo, 14 de marzo de 2010

Con tres golazos, Messi volvió a desparramar su brillo por el Camp Nou

En 26 minutos, el rosarino metió los tres tantos con los que el Barcelona le ganó al Valencia y es el máximo goleador de la Liga con 22 gritos. Este año, Lio lleva 13 goles en 13 partidos.

Foto: EFE
A Leo le bastaron 26 minutos para resucitar al 
Barsa
La Pulga, feliz tras meter el 1-0, que fue un golazo

Tres golazos en la segunda mitad de Leo Messi, máximo artillero del campeonato con 22 tantos, dinamitaron las aspiraciones del Valencia en el Camp Nou (3-0) y permitieron al Barcelona mantener el pulso por el liderato con el Real Madrid.

El rosarino volvió a salir al rescate de un equipo que no atraviesa por su mejor momento y al que le cuesta solventar sus partidos, sencillamente porque, de todos sus jugadores, el único que ahora mismo está rindiendo a su nivel es el argentino.

Y ante el Valencia volvió a evidenciarse que el Barcelona no está fino, en la que probablemente fue la peor primera parte en el Camp Nou de la era Pep Guardiola. El sancionado técnico azulgrana le tocó ver el partido desde el palco por su expulsión ante Almería.

Ni rastro de Xavi e Iniesta en la creación, ausencia de movilidad de los hombres de arriba, constantes imprecisiones en la circulación de balón. Y sólo una jugada elaborada -que acabó con una asistencia de Messi al espacio y un disparo desviado de Pedro- en 45 minutos de juego.

Un cabezazo de Milito a la salida de un córner y una acción aislada de Messi tras robarle la pelota a Dealbert completaron la escasa aportación ofensiva de los locales en esta primera mitad.

El resto, durante este primer período, lo puso el Valencia, intenso, veloz, ambicioso y atrevido hasta que le flaquearon las fuerzas. Y eso que Villa finalmente se cayó de la convocatoria y Mata empezó en el banco.

Unai Emery apostó por el Chori Domínguez como referente arriba, con Silva de enganche y Jordi Alba y Pablo Hernández por las bandas. Los extremos del Valencia cumplieron a la perfección. Pablo puso en aprietos a Maxwell cada vez que le encaraba y Alba obligó a Alves a fijar su marca, además de gozar de un par de oportunidades para batir a Valdés antes del descanso.

En cambio, la apuesta ofensiva de Guardiola para suplir la baja del sancionado Ibrahimovic hacía agua por todas partes. Ni Pedro ni Bojan, muy estáticos, desequilibraban por las bandas, y Messi, con libertad para irrumpir desde el centro, aparecía de manera intermitente.

Con Banega y Albelda trabajando a destajo en el centro del campo -este último tuvo que ser sustituido por problemas en los isquiotibiales antes del descanso-, el Barça no lograba encontrar la manija del juego en la medular.

El Valencia presionaba muy arriba y ahogaba la salida del conjunto azulgrana, que además hoy no pudo contar con el jefe de la zaga, el capitán Puyol, baja de última hora por unas molestias en la espalda.



Los locales sufrían para contener las acometidas de los de Emery y además no podían imponer, al no ser los dueños del esférico, ni el ritmo ni la pausa necesaria para cambiar el signo del partido. Sin embargo, al Valencia le faltó precisión en la definición en los metros finales y el Barcelona escapó vivo del primer acto.

Todo cambió tras la reanudación. Algo debió decir Guardiola a sus jugadores cuando bajó al vestuario durante el descanso. Quizá que no podían invertir de nuevo la tendencia del líquido que llena los vasos comunicantes de Barça y Madrid. Que una inesperada derrota en casa, aunque fuera con el Valencia, sacaría de la UCI al eterno rival, en estado comatoso desde que el pasado miércoles cayera eliminado por el Olympic de Lyon en la Liga de Campeones.

En el enésimo intento de redimir a Henry, el técnico azulgrana sacó al punta francés y quitó a Bojan. Titi se convirtió en el 9, con una línea formada por Pedro, Messi e Iniesta guardándole la espalda.

Henry se enchufó y enchufó al Barsa, que se adueñó de la pelota y aceleró. Pero si Thierry Henry fue la causa, Messi fue el efecto. El crack argentino avisó a los cinco minutos y mató a los diez de la segunda, con un característico slalom en el que dejó sentados a Banega, Bruno y Dealbert antes de batir por abajo a César.

En pleno desconcierto valencianista, su entrenador movió las fichas y ordenó la entrada de Zigic por Domínguez. El gigante serbio tuvo la ocasión más clara de la segunda mitad nada más saltar al terreno de juego: un mano a mano con Valdés que el portero azulgrana resolvió con acierto.

Sin embargo, lo de Zigic no fue más que un espejismo. A esa altura del partido, el Valencia, muerto físicamente, se había echado tan atrás que hasta le costaba amenazar de contragolpe.

En cambio, el Barsa seguía llegando con peligro: Xavi, Pedro y sobre todo Messi. Un par de fogonazos casi seguidos de la Pulga en la recta final del partido sentenciaron el choque.





Mirá los goles de Lio Messi








Fuente:EFE

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