sábado, 27 de febrero de 2010

Víctimas de la tragedia: "Sólo Dios nos puede ayudar"

Santiago

- Las 150 personas que quedaron atrapadas en Concepción, bajo los escombros de un edificio habitacional de 14 pisos recién construido, demostraron la intensidad con la que la naturaleza nos despertó.

"Sólo Dios nos puede ayudar", fue la frase con que una mujer en Talca trató de explicar la situación en que quedó la ciudad, después del terremoto de 8,3 grados en la escala de Richter que azotó a Chile.

Hace 25 años que el sector centro-sur del país no conocía de un movimiento de tierra que superara los 8 grados en la escala de Richter y durante la madrugada lo recordó en sólo dos minutos.

Grietas en el pavimento, edificios derrumbados, calles llenas de vidrios y esquinas cercadas con la palabra "peligro" modificaron el panorama tranquilo de las ciudades chilenas, en el momento que las personas se aprestaban a volver a la rutina de marzo y el regreso al trabajo y colegios desde las vacaciones.

"¡Esto es impresionante! ¡Esto es impresionante!", gritó el periodista radial Hugo Neira cuando el sismo comenzó a sacudir la tierra, segundos antes de que colapsaran las comunicaciones.

Tras el terremoto, Chile quedó a oscuras y terror se apoderó de las personas, quienes arrancaron de sus casas a las calles con el miedo de que las eventuales réplicas destrozaran lo que quedó en pie.

Sin embargo, ese terror salvó muchas vidas, pues las víctimas pudieron salir antes de que algunas olas provocadas por el sismo invadieran la tierra.

"Nunca, jamás (...) vi algo así", agregó una mujer arropada con una manta en una calle de Concepción junto a varios de sus vecinos, rodeados de edificios de altura que se desplomaron.

En Santiago, la sensación del terremoto alcanzó los 8 grados en la escala de Richter y los antiguos edificios del sector céntrico quedaron reducidos a escombros.

"Sentí el temblor y alcancé a tomar a mi hijo y salir antes de que se cayera parte de la casa", dijo una mujer en la mitad de avenida Matta, una de las calles más antiguas de Santiago.

La presidenta Michelle Bachelet fue la encargada de poner la cuota de cordura antes de que el caos tomara las calles, ante la imposibilidad de las personas de comunicarse con sus familiares y la falta de electricidad, que dificultaba el acceso a la información.

Tras llamar a la calma, Bachelet envió equipos de apoyo a las zonas más afectadas en las sureñas regiones del Maule y del Bío Bío, mientras se embarcaba en un sobrevuelo para evaluar la situación del país ante el desastre natural.

"Hemos tenido un evento mayor, como no se veía hace años", dijo el subsecretario del Interior, Patricio Rosende, quien dijo que era justificable el pánico de la población.

Pánico que con el pasar de las horas ha disminuido, dando paso a la tranquilidad necesaria para organizar la ayuda, en medio de un panorama plagado de réplicas que recuerdan que, a veces, la naturaleza golpea fuerte.


Fuente :DPA

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